¡Cuán frágil y pequeñita!
¿Por qué esta congelación?
¡Lo que se da no se quita!
El dinero que percibo
no es un “regalo especial”.
Es el derecho más “vivo”
tras mi vida laboral.
Muchos años cotizados
para poder jubilarnos.
Dineros que –malgastados-
quieren volver a cobrarnos.
Todos derrochan caudal:
las entidades locales,
la Administración central,
gobiernos territoriales…
España debe millones.
Nadie confía en nosotros.
Si no tienen soluciones,
¡Que dejen el sitio a otros!
“Los jubilados hoy son
una carga inaguantable”.
Nos ha espetado un “chupón”
en tono vil, despreciable…
¡Que nos maten uno a uno
y así no pagan pensiones!
Este es el modo en que alguno
buscaría soluciones.
Con mi paga malvivimos
mis hijos, yo y mi mujer.
Por la mañana pedimos
para, en la tarde, comer.
La nevera está vacía,
el coche, desvencijado,
el tendero no me fía…
La casa me han embargado.
Mi pequeño patrimonio
lo tuve que malvender.
Incluso mi matrimonio
peligra… ¿Qué voy a hacer?
Y nadie me presta ya
para pagar lo que debo,
porque… ¡Es que no tienen “na”!
“No se preocupen ustedes,
que mañana lo arreglamos”
-nos dice desde el “Mercedes”
que, entre todos, le pagamos-.
¿Dónde están los “verdes brotes”
que anunciabas con furor?
¡“Perico el de los Palotes”
gobernaría mejor!
Lamento “in extremis” que –con la que está cayendo-
muchas personas pueden hacerlo suyo hoy en día.
Luis Arranz Boal