“Keep it Country”! “Keep it Country”!
¿Este baile a mí qué me hace
que, cuanto más lo practico,
más me gusta y satisface?
Los “Honky Tonks” donde voy,
los cierro -si puede ser-.
Agoto las fuerzas todas…
me siento desfallecer.
“La Hípica”, con su estilo,
en el “Nashville”, diferente
y en el “Kansas” -por supuesto-
siempre encuentro un buen ambiente.
Pongo atención a los sitios
donde se hacen maratones,
concursos, bailes, conciertos
y demás concentraciones.
No se vayan a pasar
y yo no me haya enterado.
Porque, entonces, es conmigo
con quien me siento enfadado.
Me tomo mi cervecita
y el agua que no me falte;
debo estar bien prevenido
antes que la sed me asalte.
No me he quitado el abrigo
y ya he empezado a brincar.
La madera la golpeo
hasta hacerla reventar.
Me invade el baile y muy pronto
absorbe mi pensamiento.
Mi concentración me lleva
hasta el ensimismamiento.
Todo mi cuerpo se mueve
-la música se lo ordena-.
Lo que está fuera de mí
no existe… Me es cosa ajena.
Pierdo la noción del tiempo,
pero eso nada me importa.
Disfruto cada momento,
porque la noche es muy corta.
Suena ya otro baile nuevo.
Pongo toda la atención
para realizarlo bien
y sin equivocación.
Tengo que dejar pasar
alguna de las canciones,
porque el corazón me late
a más de cien pulsaciones.
Ya pasó la medianoche
y estamos de madrugada.
En la pista somos cuatro
y la gente está cansada.
Aunque la música suena
-incitándome a bailar-
con todo el dolor de mi alma,
ya lo tengo que dejar.
He expulsado mil sudores,
mi mente se ha vaciado.
La adrenalina se fue
y el cuerpo está relajado.
Se me han roto los tacones
y he perdido las punteras.
En las suelas de las botas
me han salido unas “goteras”.
La camiseta, empapada
y el pantalón, rezumando.
Las botas ya no me caben
y el sombrero está chorreando.
No recuerdo a qué hora entré
ni quién estaba conmigo,
ni dónde he dejado el coche,
ni en qué percha está el abrigo.
Tengo cansancio, agujetas,
me duele hasta el entrecejo;
no descanso suficiente…
¡¡Pero ni atado lo dejo!!
a un “Country-dancer” convicto.
Mientras suenen los acordes,
todo “yo” será un adicto.
Una buena ducha en casa
y a dormir a pierna suelta.
¡Eh! La semana que viene,
de nuevo estaré de vuelta.
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¿Se nota mucho que es un poema escrito por una persona enamorada del “Country”? Je Je Je.
Luis Arranz Boal
Sabadell