21/1/10

LA ROPA INTERIOR

   Hay cosas que se comentan
con sonrisas y en voz baja.
Si un chascarrillo nos cuentan
sonreímos, nos relaja.

¿Por qué no hacernos presente
lo que nos puede servir
de comentario a la gente
con la intención de reír?

Con esta sana intención,
cito las íntimas prendas.
Comienzo por el varón
estas intrincadas sendas.



Un hombre sin pantalones
no es ciertamente atractivo:
piernas peludas, calzones
y el “paquete” respectivo.
Y, después, los calcetines
lo acaban de rematar.
Por su color le defines
si es tipo fino o vulgar.



¿Qué más decir?: camiseta,
quizá un “slip” estampado
y, en el pantalón, bragueta
que deje todo cerrado.



Pocos se atreven a usar
diseños de fantasía,
por el miedo a provocar
que alguien lo vea y se ría.

El hombre es poco variado
en cuanto al trapo interior.
La mujer ha conquistado
un nivel muy superior.



La braga clásica es fea,
se marcan las dos costuras.
Mejor que no se les vea
-sobre todo en qué posturas-.

¿Y los refajos tan ruines
que algunas se colocaban?
Colgaban los “michelines”
apenas se los quitaban.

El tanga les va de perlas
pues les resalta el “culito”
y -así- nos da gusto verlas
con ese andar tan bonito.

La mini-braga es sensual;
su tamaño –aunque pequeño–
cubre y tapa lo “esencial”,
marcando un pubis de ensueño.

El “culotte” recoge el culo
de un modo poco atractivo.
Lo miras… parece chulo…
Pero le falta incentivo.

El “body” a nadie le gusta
cuando es la hora de follar;
porque con fuerza se ajusta
y es difícil de quitar.

Las medias hasta el muslito
es erótico enseñarlas.
Nos provocan un poquito
y no tienes que quitarlas.

Unas mallas floreadas,
con los muslos ajustados;
acaparan las miradas
y nos dejan eclipsados.

El sostén es todo un mundo
por su gran diversidad;
plano, mediano o profundo
según su capacidad.

El pecho que en él se aloja
cobra diversas figuras
según la forma que coja
y según sean las texturas.

Hay algunos “generosos”
y otros son más ajustados;
pero todos son hermosos
cuando están ya colocados.

En invierno no se advierte
qué prendas lleva la gente;
mas siempre hay quien se divierte
estrujándose la mente.

Cuando llegan las calores
se ve la ropa interior
mostrándonos sus colores,
su variedad y fulgor.







En la playa, las mujeres
se desnudan mogollón.
Si las miras, malo eres;
si no miras, maricón.

Bikini, “top-less” o nada…
No les importa enseñar,
en la toalla estirada
o bañándose en el mar.

Con frecuencia, la mujer
ha utilizado el textil
como reclamo, a entrever,
de la atención varonil.




En cambio, a los hombres con
tradicional bañador,
su costumbre o condición
no les cambia la calor.

P.S.

En este poema expongo
-con irónica intención-
lo que debe ser -supongo-
una “festiva” opinión.
Quienes lo lean –propongo-
que lo hagan en plan “burlón”.

Si alguno/a quiere ver “algo”
más allá de lo que escribo,
que sepa que yo me valgo
del vocablo actual y vivo.
Y ni un ápice me salgo
de aquello que es “de recibo”.





                                                                         Luis Arranz Boal

                                                                         Sabadell




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